COLIMA: 500 AÑOS EN 25 MINUTOS
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BREVE DESCRIPCIÓN DE COLIMA, LA CIUDAD DE LAS PALMERAS
Introducción.-
Enclavada en un verde valle intramontano en cuyo extremo norte se yergue la cúspide del Volcán de Colima (de 3,820 metros sobre el nivel del mar), “La Ciudad de las Palmeras” se ubica en un terreno muy fértil, irrigado por un río y varios arroyos que manan desde las faldas sureñas de dicha cumbre y fluyen por barranquillas cubiertas de vegetación. Siendo, en consecuencia, su ámbito urbano muy verde también, en el que abundan los parques y los jardines, así como kilómetros de camellones cubiertos de cantidad de árboles y plantas ornamentales. Tanto que de algún modo se sigue pareciendo al Colima que vieron los visitantes del siglo XIX, y que de conformidad con un testimonio escrito en 1864, era más o menos así:
“Colima es una virgen que duerme en un bosque de plátanos y de palmas, a las faldas de sus dos volcanes […] Al llegar a la población, ésta no se mira; de tal manera está envuelta entre inmensos bosques de cocoteros, de limoneros, naranjos, acacias, mameyes, mangos, guayabos y chicos. A través de esa vegetación exuberante, se ven apenas las blancas casas de la ciudad, y se escucha lejano el ruido que hacen los hombres” 1
Los colimenses se sienten honestamente orgullosos de que su capital siga siendo “La Ciudad de las Palmeras”, como se ve en esta calle del centro.
Descripción que evidentemente ya no coincide del todo, porque si en esa época su población no llegaba ni a 20,000 habitantes, en el Censo Poblacional de 2010 registró 127,862, y Colima es hoy una ciudad moderna que, aun cuando se ha esforzado en conservar su verdor y su entorno natural muy limpio, no ha podido dejar de experimentar las consecuencias negativas de su expansión, aunque sus sucesivos gobiernos le hayan brindado a la traza urbana (que comparte con la vecina Villa de Álvarez) el funcional diseño de una ciudad radial, conformada por seis avenidas principales que parten desde el centro hacia sus orillas, y que se complementan con tres anillos periféricos cuya sucesiva construcción ha permitido que hasta la fecha conserve una gran fluidez a sus movimientos cotidianos.
Diseño y aspecto que, agregados a la preocupación de sus habitantes por conservar el entorno armonioso en medio de la modernidad, ha dado como consecuencia que dicha ciudad sea un espacio en el que se disfruta una gran calidad de vida. Pero ¿cuándo y de qué modo se fundó esta bonita población?
El origen prehispánico.-
De conformidad con los reportes que desde 1944 hasta la fecha han estado brindando los estudiosos del INAH, en los extremos norte y noroeste de esta ciudad existen abundantes vestigios de antiguas construcciones que nos permiten saber que hubo al menos, en dicha región, dos ciudades prehispánicas, cuyos surgimiento, desarrollo y extinción, se pueden ubicar, entre los 250 a, C., y los 950 d. C., para la primera, y entre los 1,100 y los 1,400 d. C., para la segunda. Aunque de ambas se desconozcan sus nombres originales y sólo se hayan podido identificar con los que aparecen nombradas en los documentos del siglo XVI: Almoloyan (o Almolonia), la más antigua, y El Chanal, la más reciente. Ambas, también, con la peculiaridad de haber desarrollado todos sus procesos vitales junto a las márgenes del Río Colima, que todavía hoy cruza por el centro de la ciudad.
Existen suficientes evidencias arqueológicas de que Almolonia (La Campana) haya sido la primera ciudad prehispánica en existir en toda esta área.
Complementando un poco esta información, tenemos noticia de que en el Códice Chimalpopoca, al referirse a la emigración de los primeros toltecas, señala que éstos fundaron, en “el año 6 ácatl (627 d. C.)” un pueblo muy cercano a los dos descritos, al que denominaron Tóchpan.2
Pueblo que aún existía cuando llegaron los conquistadores españoles a la región de Coliman, y que estuvo totalmente vinculado con el origen de la ciudad, como veremos un poco adelante.
La fundación de la primera Villa de Colima.-
La región a que nos referimos se localiza junto a la costa del estado, y fue inicialmente conquistada y pacificada por el Capitán Gonzalo de Sandoval durante el verano de 1523. Ésta región tenía como cabecera el pueblo de Caxitlan, ubicado en la banda oriental del río Nahualapan, y se sabe que, tras de haber permanecido algunas semanas explorando el área, entre agosto y septiembre de ese mismo año, Sandoval le envío una carta a Hernán Cortés informándole de cuanto aconteció durante los enfrentamientos con los tecocolimecas, y de la exploración que llevó a cabo. Informes que al parecer le sirvieron para tomar la decisión de fundar, en esa misma zona, una villa española que le sirviera como espacio fortificado para continuar sus exploraciones por toda esa parte de la costa “de la Mar del Sur”. Tal como se lo hizo saber al rey, en su carta fechada el 15 de octubre de 1524:
“[…] y desde allí me escribió todo lo que había sucedido, y le envié a mandar que buscase un asiento que fuese bueno y en él se fundase una villa, y que le pusiese [por] nombre Coliman, como la dicha provincia, y le envié nombramiento de alcaldes y regidores para ella”.3
Viendo este dato dentro de la secuencia que el propio Hernán Cortés tuvo que seguir al redactar sus famosas Cartas de Relación, tenemos que aquella primera Villa de Colima mandada fundar por él con una clara intención militar, fue la novena población establecida en lo que hoy es nuestro país ya con criterios españoles y, por lo tanto, una de las diez más antiguas “ciudades” mexicanas.
Aparte, corroborando el dato de que fue Cortés quien envió al capitán Sandoval el nombramiento de los iniciales alcalde y regidores de aquella villa, hay varios testimonios de los soldados que participaron en aquellas expediciones. Mismos que, sin haberse puesto de acuerdo, los expusieron al enviar su rey sus consabidas Relaciones de Méritos.
Y sobre la ubicación de aquella primera Villa de Colima existe una carta-respuesta de la Reina de España (fechada en Sevilla, el 26 de junio de 1530), dirigida al soldado Jerónimo López, conquistador de Coliman, en la que la soberana se da por enterada de que:
“Los españoles tuvisteis un gran reencuentro de batalla con los naturales que estaban retraídos e fortalecidos en la dicha población de Tucuman (hoy Tecomán), en el cual dicho término se fundó una villa de españoles, en la cual vos residisteis”.4
Población que no fue otra más que la ya mencionada Caxitlan, pero la que parece no haber gustado tanto a sus nuevos residentes hispanos, por estar plagada por millones de mosquitos, nubes de jejenes, miles de alacranes y muchas otras alimañas en medio de un calor sofocante.
Cortés, en su carta a Gonzalo de Sandoval le había dicho que, “buscase un asiento que fuese bueno” para fundar esa villa, y hay suficientes indicios para creer que, si bien él ya no tuvo oportunidad de encontrar tal sitio, sí lo siguieron buscando los soldados que dejó allá en calidad de colonos. Habiéndolo hallado, cosa de un par de años después, justamente en el pueblo de Tóchpan. Pueblo al que, como se mencionó al principio, habían fundado los toltecas. Dato que no podían saber los españoles, y que aun cuando lo hubiesen sabido, para nada les habría importado.
Sobre esa mudanza de sitio y sobre las razones por las que se llevó a cabo, dio amplio testimonio oficial un Visitador Real, en enero de 1554, tras de haber recorrido alrededor de “doscientos pueblos” de toda esta región, a partir de 1551, y tras de haber residido algunas semanas en la villa que estamos comentando:
"Aquella [primera] Villa de Colima se fundó hará treinta y dos años, poco más o menos, en otro sitio siete leguas del que al presente tiene; el cual dicho asiento primero estaba a una legua o legua y media de la mar del sur; pobláronse entonces más de ciento veinte españoles y en ese sitio estuvieron poblados dos años, poco más o menos y luego se despoblaron de este punto y se fueron al que actualmente tienen, que es el sitio donde solía estar poblado el pueblo de Tuspa (o Tóchpan); pasáronse a este sitio, por estar más cerca de las minas de oro y ser mejor que el primero y tener mejores tierras y ejidos".5
Representación idílica de cómo pudo ser la Villa de Colima. Aunque hay bases para creer que al principio estuvo fortificada.
Y en relación a esto último, existe constancia documental para probar que durante el mes de octubre de 1525, el segundo alcalde de Colima, capitán Francisco Cortés, se trasladó a la ciudad de México en plan de Procurador de la Villa, para, entre otras cosas, solicitar los terrenos del pueblo de Tuspa como propios de la Villa de Colima. Petición que fue presentada ante las autoridades provisionales, sustitutas de Hernán Cortés [quien se hallaba de viaje hacia el actual Honduras], el 10 de noviembre de ese mismo año.
Allí, en una junta, estando presentes Gonzalo de Salazar, Pedro Almíndez Cherinos y Leonel de Cervantes, quienes constituían el triunvirato gubernamental de la Nueva España, los “procuradores de la ciudad de México, de la Villa Rica [de la Veracruz], y las villas de Medellín, Guazacoalco, Pánuco y Colima, otorgaron poder cumplido a Francisco de Montejo, Bernardino Vázquez de Tapia y Antonio de Villaroel, para que en nombre de los vecinos de la Nueva España”, comparecieran ante la reina y el rey, para solicitarles muy específicas concesiones, mercedes y privilegios en “pro y utilidad del gobierno y los vecinos tanto de la ciudad de México como de las provincias y villas que ellos representaban”. Entre las que, como ya expuse, iba la solicitud de los terrenos de Tuspa para la Villa de Colima, y que fue presentada en Sevilla, el 5 de julio de 1526.6
La Villa de San Sebastián de Colima
El traslado de un sitio a otro no parece haber sido autorizado por Hernán Cortés, ni haberse realizado como una mudanza masiva, pero en torno a esta nueva villa se conocen tres documentos básicos que no sólo nos los posibilitan ubicar la fecha más probable de la segunda fundación de Colima, sino corroborar el sitio al que se trasladó desde Caxitlan:
En primer término citaré la existencia de una cédula de encomienda del pueblo y los indios de Comala, emitida para Bartolomé López, el 30 de diciembre de 1527, por el Tesorero y Gobernador de la Nueva España, Alonso de Estrada. En la cual se menciona por primera vez a Comala en toda esta documentación, y como muy cerca de la Villa de Colima:
“Por la presente deposito en vos, Bartolomé López, al señor y los naturales del pueblo de Comala que es junto a la dicha villa [de Colima] para que os sirváis de él en vuestras haciendas y granjerías conforme a las ordenanzas sobre este caso hechas”, etc.7
Un documento español fechado en diciembre de 1527, dice que aquella nueva Villa se hallaba cerca de Comala.
El segundo documento es el testamento de quien fue, si no el primero, sí uno de los primerísimos curas que se hizo cargo de la parroquia de Colima: el padre Francisco de Morales, fallecido en 1536. El escrito, hecho por Alonso de Arévalo como testador nombrado por el cura moribundo, en una de sus cláusulas dice:
“Mando [que] el cuerpo del dicho clérigo difunto sea enterrado vestido con su amito, manípulo, estola y sobrepelliz e un cáliz e patena de cera; e que sea sepultado junto al altar mayor de la iglesia mayor de esta dicha villa, que se dice Señor Santiago”.8
Mención que sirve para confirmar el 25 de julio, fecha en el santoral del Señor Santiago, como la fecha fundacional primera. Aunque hay otro documento posterior que nos habla de la existencia, en esa misma iglesia, de un altar digamos “menor”, o secundario, dedicado precisamente en honor a San Sebastián y San Fabián, que es preciso mencionar aquí porque, curiosa y coincidentemente, los documentos que en fechas muy cercanas a 1527, ya no mencionan a la Villa de Colima nada más así, sino como Villa de San Sebastián de Colima, cuya festividad en el Santoral Católico es el 20 de enero.
Así, uno de los primeros documentos que ya llevan ese nombre está fechado el 23 de octubre de 1532, y se le conoce como “El Padrón de Vecinos”. Por lo que se ha llegado a la conclusión de que el 20 de enero de 1527 es la fecha más probable de la segunda fundación de la Colima española, porque era costumbre de los conquistadores fechar la fundación de sus villas según el santo cuya fiesta se celebraba ese día.
Aparte, y respecto a la ubicación geográfica que esa segunda población tuvo, la mención que se hizo en la cédula de Bartolomé López, de que Comala estaba “junto a la dicha villa” es muy reveladora, porque esa cercanía no se podría aludir si la referencia fuera sobre la primera villa que comentamos, situada a poco más de “siete leguas” de allí, según el testimonio del licenciado Lebrón de Quiñones.
Pero como quiera que todo ello haya sucedido, una cosa nos queda totalmente clara: que ambas fundaciones se llevaron tristemente a cabo sobre las ruinas y los despojos de pueblos indígenas: Caxitlan en el primer caso, Tuspa (o Tóchpan) en el segundo.
De Alcaldía Mayor a Subdelegación.-
El espacio del que disponemos en esta obra no nos permite describir cómo fue que desde que apareció el primer virrey en escena, el ayuntamiento de la Villa de Colima se convirtió en Alcaldía Mayor y administró un territorio muchísimo más extenso que el que a la fecha tiene el Estado del mismo nombre. Por lo que daremos un salto de casi dos siglos y medio, para referir que al dictarse en 1789, las denominadas Reformas Borbónicas, la Villa de Colima y su más vasto territorio original pasaron a formar parte de la Intendencia de Guadalajara, con la categoría de Subdelegación.
Ya para finales del siglo XVIII estaban construidos los principales edificios de la Villa de Colima.
Al terminar, sin embargo, las luchas independentistas, un grupo considerable de antiguos colimotes deseaba recuperar la autonomía perdida, y la oportunidad se les presentó en junio de 1823, casi al mismo tiempo en que fue fusilado el ex emperador Agustín de Iturbide, con quien estuvieron íntimamente vinculados el gobernador de la mencionada Intendencia y sus principales subordinados:
En esa época y tras de haberse comenzado a realizar en Guadalajara un Congreso Provincial, los diputados ídem decidieron anular la denominación borbónica de Intendencia e instaurar, por decirlo así, el Estado Libre y Soberano de Jalisco, contando entre sus componentes al Partido de Colima con cuatro ayuntamientos incorporados.
Momento que algunos de los individuos más ilustrados de la Villa de Colima aprovecharon también para proclamar, el 20 de junio de ese mismo año, su propia independencia respecto de Guadalajara, contando en ese momento con el apoyo de al menos dos de los integrantes del triunvirato que asumió el mando de la Nación tras el destierro de Iturbide.
La Villa de Colima se convierte en ciudad.-
En ese contexto, el Supremo Gobierno convocó a la instalación del Segundo Congreso Constituyente, al que concurrió, como el primer diputado federal de Colima, el muy culto sacerdote José María Gerónimo Arzac, quien pugnó insistentemente en la Cámara que se le devolviera a Colima el territorio que había gobernado mientras dicha villa tuvo la categoría de Alcaldía Mayor.
En septiembre de 1824 la Villa de Colima fue elevada a la categoría de ciudad. Con un aspecto ya más parecido a éste.
Jalisco, sin embargo, había enviado al Congreso 18 representantes, y tal cantidad pesó para que el diputado Arzac no pudiese conseguir las pretensiones descritas, aunque sí logró que, el 31 de enero de 1824, al redactarse y firmarse el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, se decretara el siguiente punto:
“Las Californias y el partido de Colima (sin el pueblo de Tonila, que seguirá unido a Jalisco) serán por ahora territorios de la Federación, sujetos inmediatamente a los supremos poderes de ella...”9
Noticia que en cuanto llegó a Colima, el 11 de febrero inmediato, hizo que los Regidores del Ayuntamiento decidieran solemnizar el hecho en un acto público y la celebración de un Te Deum como acción de gracias. Exhortando al pueblo para que procediera a limpiar y ordenar las fachadas de sus casas, y encendiera una iluminación especial en ellas durante tres noches consecutivas.10
Casi ocho meses después de que el viejo Partido de Colima se hubo convertido en Territorio de la Federación, el mismo diputado Arzac logró que, en la sesión celebrada el 10 de septiembre de 1824, sus colegas en el Congreso decidieran aprobar su moción y elevar a la antigua Villa de Colima a la categoría de ciudad; concediéndole en el mismo acto, al viejo pueblo indígena de Almoloyan la categoría de villa y al de puerto de Manzanillo, la categoría de “Puerto de Altura”.11
Casi sobra decir que cuando también se supieron esas tres importantes noticias los colimotes las recibieron con alegría y celebraron después con fiestas populares.
Colofón.-
No tardó mucho tiempo, sin embargo, para que la mayor parte de los colimenses que radicaban en esa pequeña ciudad y los demás pueblos del Territorio, comenzaran a percatarse de que de nada (o de muy poco) les había servido rescatar su autonomía perdida respecto al naciente Estado de Jalisco, porque como el Supremo Gobierno carecía de ingresos suficientes para sostenerse él mismo, muy pronto se olvidó de la responsabilidad político-administrativa que tenía con Colima, y los paisanos tuvieron que bregar muy duro para salir avante con sus propios recursos, sin que los sucesivos Jefes Políticos del Territorio pudiesen realmente consolidar una economía autosuficiente; máxime que como muy bien se recordará, durante esos primeros años de la república, los presidentes duraban muy poco y las autoridades locales cambiaban constantemente de dirección, conforme los dictámenes de los presidentes o de los dictadores en turno.
En ese contexto, y bajo circunstancias convulsas tuvieron que transcurrir todavía casi tres décadas, hasta que, al promulgarse la Constitución del 5 de febrero de 1857, se le concedió finalmente a Colima la categoría de Estado, y a la pequeña ciudad la de capital del mismo.
Unos pocos años después de iniciado el siglo XX, el profesor Gregorio Torres Quintero, redactó una hermosa descripción de Colima, en la que con toda justicia la mencionó como “La Ciudad de las Palmeras”, porque hasta esa época no había nada más bello ni más notable en su precioso entorno que los millares de palmeras que mecían sus altos penachos en las casi 35 huertas que había en/y alrededor de la ciudad, destacándose las que desde muchísimos años atrás habían sido cultivadas en ambas márgenes del Río Colima.
Pero a partir de 1951 se comenzaron a abrir nuevas calles y avenidas que atravesaban muchas de aquellas huertas, desvaneciendo y cambiando “de vocación” aquellos verdes lugares.
Desde entonces Colima ha experimentado toda clase de cambios urbanísticos y sociales, hasta convertirse, como lo señalamos al principio, en una ciudad pequeña, pero moderna, que cuenta con un medio ambiente saludable y limpio, que suele gustar, muchísimo, a quienes la visitan.
Abelardo Ahumada
Cronista Municipal
REFERENCIAS:
2Chavero, Alfredo, México á Través de los Siglos, editorial Cumbre, México, 1977, T. I, p. 257-358. Fue impreso por primera vez el año de 1884.
3Cortés, Hernán, Cartas de Relación, Ed. Porrúa, colección Sepan Cuantos…, México, 1992, p. 183.
4Villar Villamil, Ignacio Joaquín, Cedulario Heráldico de los Conquistadores de la Nueva España, Cédula 14. México, 1933.
5Lebrón de Quiñones, Lorenzo, Relación Sumaria de la Visita a Doscientos Pueblos de la Nueva España, fechada en Taximaroa, Mechoacán, el 10 de septiembre de 1554, publicada por el Gobierno del Estado de Colima, en 1988, p. 76
6Sevilla del Río, Felipe, Breve Estudio de la Conquista y Fundación de Colima, segunda edición, Gobierno del Estado, 1986, p. 33.
7Vázquez Lara Centeno Florentino, Comala, Edición de autor, Litográfica Ingramex, México, 1984, p. 13.
8Sevilla, op. cit., p. 34.
9Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, aparece completa en Insurgencia y República Federal 1808 – 1824, Documentos Para la Historia del México Independiente, Grupo Editorial Porrúa, México, 1995, p. 379 y ss. El resaltado es mío.
10Acta del Cabildo del 11 de febrero de 1824, f. 9, citada por Terríquez, Ernesto, en su ensayo De la Identidad a la Pasión: Reflexiones sobre la búsqueda de la identidad política de los colimenses, en Ortoll, Colima Textos, I, p. 222-223.
11Ahumada, Abelardo, Monografía Municipal de Colima, 2002, p. 12.
COLIMA EN NÚMEROS
Datos generales de la ciudad:
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Fundación: 20 de enero de 1527
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Ciudad desde: 10 de septiembre de 1824
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Sede de la Capital: 19 de julio de 1827
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Declaratoria de Conurbación Colima-Villa de Álvarez: 1980
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Declaratoria del Polígono de Zona Metropolitana: 1997
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Superficie Municipal: 668.2 km cuadrados
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Población Municipal: 146,904 habitantes (Conteo de Población INEGI, 2010)
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Localidades Urbanas: 1 (Conteo de Población INEGI, 2010)
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Localidades Rurales: 35 (Conteo de Población INEGI, 2010)
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PIB Municipal: 8,871 (per capita)
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Habitantes Zona Metropolitana: 334,240 (Conteo de Población INEGI, 2010)
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Habitantes de la Ciudad de Colima: 137,383 (Conteo de Población INEGI, 2010)
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% Tasa de Crecimiento Medio Anual: 2.1% (Conteo de Población INEGI, 2010)